lunes, 10 de junio de 2013

LA PAREJITA

Como si fuera cuestión de vida o muerte, conocer el sexo del bebé cuando se está embarazada es uno de los requisitos para gozar nuestro embarazo y presumirlo, porque cada vez que te ve alguien su pregunta ineludible en vez de ser: y cómo va tu barriga? Es: y ya sabes qué es? Pues un perro seguro que no….
Para las madres el tan anhelado día en que tu obstetra te devela el sexo del futuro bebé puede convertirse en una travesía.
Hay mujeres que extrañamente no quieren que nadie les diga si su hijo será niño o niña. Yo particularmente aunque las respeto no comparto esa decisión. Sencillamente no me parece divertido el que no puedas salir corriendo de esa famosa consulta a comprarle cositas rosadas o azules según sea el caso. Yo el amarillo se lo dejo a mi partido político y el verde pues lo uso en los baños. Así de simple, necesitaba saber si tendría una princesa o un príncipe.
Pero como cuando estás embarazada nunca nada es como esperas, aquí les dejo una parte de mi historia. Nunca falta pues aquella lista de personas que intentan adivinar el sexo de tu niño mediante métodos nada ortodoxos. La forma de la barriga, que si es redonda en cuyo caso será hembra, y por el contrario si es “puyúa” será varón. Si la nariz se te pone grande es niño, si te pones fea y el pelo se te seca también, si en la calle se te pegan los niñitos es porque llevas en tu vientre una hembra, y viceversa. Fui víctima incluso de los más terribles “juegos” premonitorios, pero el más representativo para mí fue donde me hicieron escoger un sofá entre dos que había en la sala de mi casa. Previamente debajo de los cojines de cada uno habían colocado una cuchara en uno y en otro un tenedor, a riesgo de que por mi enorme tamaño hiciera que una de las puntas del fulano tenedor se me clavara en la nalga.
Recurrí a todo absurdamente, porque tuve la desgracia de que mi primer bebé no se dejaba ver. Consulté el I Ching, el tarot, el calendario lunar y cuanto cuento hubiese para poder ir a comprarle las cosas a mi retoño .  A los casi 8 meses de embarazo mi ginecólogo me dice esta frase que jamás olvidaré: “creo que es una hembra, pero sólo tengo un 60% de seguridad” QUÉ MOLLEJA. O sea que si me arriesgaba y compraba todo rosado, era probable que ese condenado 40% me jugara una mala pasada. Pero igualmente lo hice, no pude esperar y salí directo a comprarle sus primeras mudas.
Cuando llegué a la casa de mi mamá le dije emocionadísima: miraaaaaa, y le saqué un par de mediecitas rosas, a lo que ella con una cara completamente inexpresiva me dijo: YO YA SABÍA…… quería darme la vuelta y gritarle a mi ginecólogo que el 40% de su inseguridad mi mamá no lo tenía, jajajaja. Es cierto, ella millones de veces me dijo: eso es una hembra. Entonces por qué carajo me dijo un día: si tienes varón yo no lo voy a querer….. pa matarla. Y aquí es donde uds. dirán que mi mamá además de ser muy cruel, es pitonisa o que su instinto de madre le permitió saber que tendría una doncella. Permítanme bajarlas de esa nube, ni lo uno ni lo otro, pero a eso llegaré más adelante.
Sencillamente me di cuenta de que ningún juego, método, calendario o característica sirve de nada. Yo tenía la barriga unos días redonda y otros días puyúa según la postura que le diera la gana a mi hija, me puse como un  monstruo, con la nariz de oreja a oreja, con 26 kgs de más, me senté encima del tenedor y todo indicaba que tendría varón. Pero no, fue una hermosa niña.
Siempre estuve segura de que deseaba ser madre de hembras, no porque  menosprecie a los varones, sino porque sencillamente el único macho al que he cuidado en mi vida fue mi perro, que por cierto era bastante independiente.
En realidad no sé ni siquiera por qué me sometí a tal tortura emocional. En mi primer embarazo le recé a Dios y a la Virgen para que me dieran la dicha de tener una niña, pero lo más importante de todo, y que debí haber tenido en cuenta desde un principio es que en mi familia todas somos mujeres, y gestamos mujeres. Aquí dirán aquella famosa cita de que : los hombres son los que determinan el sexo. Falso….. si bien es cierto que la carga sexual del bebé la llevan los espermatozoides, esto no es determinante, ya que existen predisposiciones genéticas que aumentan las probabilidades de tener hembra o varón según la acidez existente en su útero además de los días de ovulación en los que seas fecundada, temas en los que no pienso profundizar ya que dejarían de leer de inmediato y solo yo fui capaz de leérmelos y estudiarlos de arriba abajo porque necesitaba despejar  el misterio y asegurarme de además de que mi mamá no era pitonisa, que mi familia no cargaba una maldición goajira que sólo hiciera muchachitas. Les confieso que aunque así hubiese sido yo estoy encantada y más que una maldición para mí, y seguro que para mi hermana también, esto ha sido una bendición.
Total que todo el esfuerzo fue en vano y hasta cuando llamé a mi papá que vivía a más de 12 mil kms de distancia tuve la misma inexpresiva y chocante respuesta de YO YA SABÍA. Entonces por qué demonios todos sabía y mi médico que tenía tantos años de estudio y experiencia era incapaz de decirme que mi bebé tendría totona?
Así pues llegó el gran día, nació Fabiana y el doc con voz muy poco modesta dijo: “hora de nacimiento 1.30 pm, y no me equivoqué, es una hermosa niña”….. así cualquiera.
Tres años más tarde con mi segundo embarazo pasé por la misma cantidad de opiniones, sobre todo provenientes de señoras de la tercera edad que, muy a pesar de que había pedido a mi doctor asesoramiento para facilitarle a la naturaleza la concepción de otra hembra, de que con apenas cuatro meses de embarazo, él mismo logró ver mediante un eco 3D, 4D o mil D, no recuerdo bien, que sería hembra y mis antecedentes familiares, llegaron a decirme que el doctor estaba loco, que no servía, que esa barriga era de  varón, qué tal?
Y ya llegados a este punto, es en realidad donde le doy sentido al título de mi escrito de hoy. Enfrenté el terrible ESTERETIPO SOCIAL  de : DEBES TENER LA PAREJITA….. Te hacen sentir como si los hijos fuesen un par de zapatos, que debe venir uno derecho y uno izquierdo, o sea que debes tener hembra y varón para sentirte realizada, completa y normal…..
Resulta que los hijos, sean del sexo, raza, color o tamaño que sean, con sus características muy personales, son nuestros hijos y los amaremos igual, además creo que no existe ningún requisito donde te digan que si no eres madre de la fulana parejita no sirves.
Nunca falta aquel que venga con el cuentico de: ay, pero te falta el varoncito, a lo que yo siempre respondo, nooooo, el varoncito en mi casa es mi gato, que jode igual que un niño pero menos que un marido y esta fábrica está cerrada.
Soy una feliz madre de dos hermosas princesas, las niñas para mí son mágicas y estoy enamorada de mi mundo rosado.  Admiro pues a las madres de varones porque yo sencillamente no vine al mundo para ser una de ellas, pero los varones son absolutamente necesarios, y dicen que cuando son mayores siempre cuidan de su madre.
La parejita no va conmigo, y estoy cien por ciento segura de que mis amigas que son madres de 1, 2, 3 o más hijos del mismo sexo son igual de felices que yo, y se sienten plenas.
Ser madres es un regalo, y lo disfruto sabiendo que aunque el apellido de mi padre muere conmigo y con mi hermana mantengo el legado fantástico que me regaló mi familia de tener bebas. Cuando crezcan ellas traerán varones a la casa, a los que me ocuparé de sacar a escobazos jajajajajaja, aunque sé que son hijos de otras madres que como yo sufrieron seguramente de este azar terrible que nos da la vida cuando salimos embarazadas.

2 comentarios:

  1. Muy bueno tu blog, opino lo mismo sobre lo que dices de "la parejita" aunque no tengo hijos jaja

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  2. Diana, gracias por leernos. Nos alegra que te gustara, tenemos mucho más para ti! Te esperamos.

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