martes, 25 de junio de 2013

EL EXTRAÑO MUNDO DE LA GENTE QUE NO ESTÁ EMBARAZADA

EL EXTRAÑO MUNDO DE LA GENTE QUE NO ESTÁ EMBARAZADA

Como hemos dicho en cada uno de nuestros escritos, estamos aquí para acompañarlas en sus vivencias o para mostrarles un poco de las  nuestras, pero en estas líneas que siguen quiero que sean ustedes las que me acompañen a mí, pues tan sólo escribirlas me recuerdan cada uno de los sentimientos que me embargaron y aunque hoy puedo simplemente reírme, en esos momentos me sentí sumergida en un mar de emociones propias de una mujer embarazadísima, es decir, llanto incontrolable, un poco de incomprensión aderezada con una pizca de instinto asesino, terror absoluto y miedo intenso!
Cuando estamos embarazadas pasamos por miles de situaciones que parecen sacadas de un libreto de una película de Ciencia Ficción, podría citar miles, pero hay algunas que marcaron un hito durante mis nueve meses de gestación, quisiera comenzar con la que quizás me enseñó a ser mejor persona y a entender que las mujeres embarazadas merecen toda la ternura y caballerosidad del mundo, sigamos pues con la Señora (y digo señora porque yo soy mejor que ella, pero conste que no se lo merece) de la cola del supermercado que me hizo llorar un 31 de Diciembre, cuando yo con casi 8 meses de embarazo responsablemente me encontraba haciendo mi cola respectiva y característica de las fechas Decembrinas, y todos los integrantes de la misma me indicaron que era absurdo que con aquella barriga tan prominente como el carrito de supermercado hiciese semejante cola, pero yo en avanzado estado de sensibilidad y propensa a un ataque de llanto por una mirada esquiva, me negué a moverme de mi lugar, pero todos los “seres humanos” de la cola insistieron, todos, excepto aquel ser que venía próximo a pagar, osea,  la bruja del Oeste, quien con su cara llena de malevolencia y mezquindad, me ha dicho a viva voz y sin ningún miramiento, que dónde estaba mi marido para que hiciera la cola por mi? Y que yo no estaba enferma si no embarazada, así que tenía que hacer mi cola!, todos quedaron impávidos ante aquella escena, todos incluyendo los empleados del supermercado, que dicho sea de paso, creo que a partir de allí se hicieron obligatorias las cajas de atención preferencial, así pues que ella inmune a todos los improperios de los presentes, pagó y salió del establecimiento como si nada, y allí quedé yo, con un nudo en la garganta que poco a poco se fue convirtiendo en un llanto profuso, y sólo recuerdo haber podido decirle, que ciertamente yo no estaba enferma que quien lo estaba era ella, así que yo espero que esa noche al alzar su copa para brindar por el Año Nuevo haya sentido al menos un poco de remordimiento.
Si llegados aquí, aún creen que esto puede pasar cotidianamente, este relato seguro que va a sorprenderlas, o por lo menos a prevenirlas de una metida de pata profunda e irremediable, y aunque éste fue el primero de mis encuentros cercanos con la falta de tacto durante mi embarazo, no causó tanto efecto como el anterior, porque estaba rodeada de gente que me quería y de mi gran amiga Jimena, quien con su varita mágica convirtió a la imprudente en sapo! No, mentira, pero si salió en mi rescate y disipó toda nube gris de mi cielo rosado, empecemos pues con Luisana la loca del aborto (su nombre real fue cambiado para evitarle la vergüenza), a unos días de saber que iba a ser mamá por primera vez, y aún cuando había jurado no decirle a nadie por aquello de que hasta los 3 meses no se dice, que si por cábala o por superstición, fue inevitable anunciar la noticia en una reunión con algunos amigos y compañeros de un antiguo trabajo, todos brindaron ante la noticia y nos felicitaron, besos para mi, abrazos para mi esposo, y todo iba perfecto, hasta que entre risas y una que otra lagrimita, Luisana ha dicho: -ay qué lindo, no puedo dejar de recordar cuando me enteré que estaba embarazada, pero claro yo a los dos meses tuve un aborto-!!!!!!!!!!! Aunque no lo crean, ella le ha dicho eso a una mujer que acaba de saber que está embarazada por primera vez, que está llena de temores e incertidumbres, y al mismo tiempo quiere gritarle al mundo su felicidad absoluta. ¿Es increíble verdad? Bueno pues como les comenté mi gran amiga, la fulminó con la mirada y con palabras bien firmes y cargadas de una fuerza que solo otorga el amor fraternal, la desarmó y le indicó que ese era su caso y que a mí no iba a pasarme eso!, fue demasiado decente ahora que lo pienso, obviamente después de eso no hablé nunca más con ella y aún hoy casi 10 años después sigo poniéndola de ejemplo de imprudencia y locura terminal.
Por último, para no aburrirlas pero no porque no existan más situaciones como estas, voy a narrarles la historia de la mujer del ecosonograma de mellizos que no se veían, suena increíble pero es así, en una de mis consultas de control de mi segundo embarazo, estaba sentada en la salita de espera del consultorio de mi ginecólogo, rodeada de otras mujeres que también esperaban y que como buenas latinoamericanas, comienzan una conversación con un extraño en menos de 5 segundos, cosa además completamente natural en una sala repleta de mujeres, murmullos, risas, grititos de felicidad ahogados, etc., cuentos iban y venían pero por lo general en esas tertulias una aprende cosas, disipa dudas, y siente empatía entre otras cosas, pero por lo menos yo nunca había sentido esa urgencia por entrar a mi consulta en los próximos instantes para aclarar que a mí no me estaba pasando nada parecido a lo que le había pasado a mi compañera de sala, entre frase y frase, ella me pregunta si esta es mi primera vez a lo que yo le respondo que no, que es mi segundo embarazo, y luego de algunos minutos ella me dice que también está embarazada por segunda vez, pero que su anterior embarazo fue de mellizos, yo la felicito, pues los embarazos múltiples me parecen un milagro de la naturaleza, y de repente ella me suelta que si yo estoy segura de que es un solo bebé, a lo que yo muy segura le digo que sí, incluso le afirmo que es una niña, y ella sin más me dice que mejor espere antes de comprar las cosas porque en sus ecos no se veían los dos bebés! Yo casi me desmayo, quizás había pensado en tener más hijos, pero no estaba preparada para asumir que en ese momento eran más de uno, y haciendo uso de mi educación y mis escasos conocimientos, le refuto con mucha delicadeza aquel escenario era bastante improbable, a lo que ella haciendo caso omiso me dijo muy convincente, que eso podía estarme pasando y yo no lo sabía!!!!!! Bueno ya hoy sabemos que no fue así, por ahora (y creo que así nos quedaremos) tengo sólo dos hijas, una de 9 y una de 6, nada de embarazos múltiples.
Cada uno de mis relatos, fue completamente distinto el uno del otro, pero ciertamente todos rayan en lo absurdo e inoportunos que fueron en su momento, así que quise compartirlos con ustedes para que sepan que ustedes no son las únicas que enfrentan situaciones absurdas y a veces hasta incómodas en sus embarazos, y aprovecho para decirle a todos los que lean esto y que nunca hayan estado embarazados, que a menos que sean el esposo, la mamá, hermanos o amigos muy cercanos, a las mujeres NO NOS GUSTA QUE NOS SOBEN LA BARRIGA cual Buda, y que esa es una de las situaciones incómodas más comunes durante el embarazo.
Espero una vez más que se hayan divertido un rato y porque no, quizás se hayan identificado con alguno de mis relatos. Si quieren compartirlos con nosotros y con quienes nos siguen, las invito a que lo hagan a través de este espacio, y recuerden que no importa lo que pase, simplemente disfruten de ser mamás!

CLAUDIA

lunes, 10 de junio de 2013

LA PAREJITA

Como si fuera cuestión de vida o muerte, conocer el sexo del bebé cuando se está embarazada es uno de los requisitos para gozar nuestro embarazo y presumirlo, porque cada vez que te ve alguien su pregunta ineludible en vez de ser: y cómo va tu barriga? Es: y ya sabes qué es? Pues un perro seguro que no….
Para las madres el tan anhelado día en que tu obstetra te devela el sexo del futuro bebé puede convertirse en una travesía.
Hay mujeres que extrañamente no quieren que nadie les diga si su hijo será niño o niña. Yo particularmente aunque las respeto no comparto esa decisión. Sencillamente no me parece divertido el que no puedas salir corriendo de esa famosa consulta a comprarle cositas rosadas o azules según sea el caso. Yo el amarillo se lo dejo a mi partido político y el verde pues lo uso en los baños. Así de simple, necesitaba saber si tendría una princesa o un príncipe.
Pero como cuando estás embarazada nunca nada es como esperas, aquí les dejo una parte de mi historia. Nunca falta pues aquella lista de personas que intentan adivinar el sexo de tu niño mediante métodos nada ortodoxos. La forma de la barriga, que si es redonda en cuyo caso será hembra, y por el contrario si es “puyúa” será varón. Si la nariz se te pone grande es niño, si te pones fea y el pelo se te seca también, si en la calle se te pegan los niñitos es porque llevas en tu vientre una hembra, y viceversa. Fui víctima incluso de los más terribles “juegos” premonitorios, pero el más representativo para mí fue donde me hicieron escoger un sofá entre dos que había en la sala de mi casa. Previamente debajo de los cojines de cada uno habían colocado una cuchara en uno y en otro un tenedor, a riesgo de que por mi enorme tamaño hiciera que una de las puntas del fulano tenedor se me clavara en la nalga.
Recurrí a todo absurdamente, porque tuve la desgracia de que mi primer bebé no se dejaba ver. Consulté el I Ching, el tarot, el calendario lunar y cuanto cuento hubiese para poder ir a comprarle las cosas a mi retoño .  A los casi 8 meses de embarazo mi ginecólogo me dice esta frase que jamás olvidaré: “creo que es una hembra, pero sólo tengo un 60% de seguridad” QUÉ MOLLEJA. O sea que si me arriesgaba y compraba todo rosado, era probable que ese condenado 40% me jugara una mala pasada. Pero igualmente lo hice, no pude esperar y salí directo a comprarle sus primeras mudas.
Cuando llegué a la casa de mi mamá le dije emocionadísima: miraaaaaa, y le saqué un par de mediecitas rosas, a lo que ella con una cara completamente inexpresiva me dijo: YO YA SABÍA…… quería darme la vuelta y gritarle a mi ginecólogo que el 40% de su inseguridad mi mamá no lo tenía, jajajaja. Es cierto, ella millones de veces me dijo: eso es una hembra. Entonces por qué carajo me dijo un día: si tienes varón yo no lo voy a querer….. pa matarla. Y aquí es donde uds. dirán que mi mamá además de ser muy cruel, es pitonisa o que su instinto de madre le permitió saber que tendría una doncella. Permítanme bajarlas de esa nube, ni lo uno ni lo otro, pero a eso llegaré más adelante.
Sencillamente me di cuenta de que ningún juego, método, calendario o característica sirve de nada. Yo tenía la barriga unos días redonda y otros días puyúa según la postura que le diera la gana a mi hija, me puse como un  monstruo, con la nariz de oreja a oreja, con 26 kgs de más, me senté encima del tenedor y todo indicaba que tendría varón. Pero no, fue una hermosa niña.
Siempre estuve segura de que deseaba ser madre de hembras, no porque  menosprecie a los varones, sino porque sencillamente el único macho al que he cuidado en mi vida fue mi perro, que por cierto era bastante independiente.
En realidad no sé ni siquiera por qué me sometí a tal tortura emocional. En mi primer embarazo le recé a Dios y a la Virgen para que me dieran la dicha de tener una niña, pero lo más importante de todo, y que debí haber tenido en cuenta desde un principio es que en mi familia todas somos mujeres, y gestamos mujeres. Aquí dirán aquella famosa cita de que : los hombres son los que determinan el sexo. Falso….. si bien es cierto que la carga sexual del bebé la llevan los espermatozoides, esto no es determinante, ya que existen predisposiciones genéticas que aumentan las probabilidades de tener hembra o varón según la acidez existente en su útero además de los días de ovulación en los que seas fecundada, temas en los que no pienso profundizar ya que dejarían de leer de inmediato y solo yo fui capaz de leérmelos y estudiarlos de arriba abajo porque necesitaba despejar  el misterio y asegurarme de además de que mi mamá no era pitonisa, que mi familia no cargaba una maldición goajira que sólo hiciera muchachitas. Les confieso que aunque así hubiese sido yo estoy encantada y más que una maldición para mí, y seguro que para mi hermana también, esto ha sido una bendición.
Total que todo el esfuerzo fue en vano y hasta cuando llamé a mi papá que vivía a más de 12 mil kms de distancia tuve la misma inexpresiva y chocante respuesta de YO YA SABÍA. Entonces por qué demonios todos sabía y mi médico que tenía tantos años de estudio y experiencia era incapaz de decirme que mi bebé tendría totona?
Así pues llegó el gran día, nació Fabiana y el doc con voz muy poco modesta dijo: “hora de nacimiento 1.30 pm, y no me equivoqué, es una hermosa niña”….. así cualquiera.
Tres años más tarde con mi segundo embarazo pasé por la misma cantidad de opiniones, sobre todo provenientes de señoras de la tercera edad que, muy a pesar de que había pedido a mi doctor asesoramiento para facilitarle a la naturaleza la concepción de otra hembra, de que con apenas cuatro meses de embarazo, él mismo logró ver mediante un eco 3D, 4D o mil D, no recuerdo bien, que sería hembra y mis antecedentes familiares, llegaron a decirme que el doctor estaba loco, que no servía, que esa barriga era de  varón, qué tal?
Y ya llegados a este punto, es en realidad donde le doy sentido al título de mi escrito de hoy. Enfrenté el terrible ESTERETIPO SOCIAL  de : DEBES TENER LA PAREJITA….. Te hacen sentir como si los hijos fuesen un par de zapatos, que debe venir uno derecho y uno izquierdo, o sea que debes tener hembra y varón para sentirte realizada, completa y normal…..
Resulta que los hijos, sean del sexo, raza, color o tamaño que sean, con sus características muy personales, son nuestros hijos y los amaremos igual, además creo que no existe ningún requisito donde te digan que si no eres madre de la fulana parejita no sirves.
Nunca falta aquel que venga con el cuentico de: ay, pero te falta el varoncito, a lo que yo siempre respondo, nooooo, el varoncito en mi casa es mi gato, que jode igual que un niño pero menos que un marido y esta fábrica está cerrada.
Soy una feliz madre de dos hermosas princesas, las niñas para mí son mágicas y estoy enamorada de mi mundo rosado.  Admiro pues a las madres de varones porque yo sencillamente no vine al mundo para ser una de ellas, pero los varones son absolutamente necesarios, y dicen que cuando son mayores siempre cuidan de su madre.
La parejita no va conmigo, y estoy cien por ciento segura de que mis amigas que son madres de 1, 2, 3 o más hijos del mismo sexo son igual de felices que yo, y se sienten plenas.
Ser madres es un regalo, y lo disfruto sabiendo que aunque el apellido de mi padre muere conmigo y con mi hermana mantengo el legado fantástico que me regaló mi familia de tener bebas. Cuando crezcan ellas traerán varones a la casa, a los que me ocuparé de sacar a escobazos jajajajajaja, aunque sé que son hijos de otras madres que como yo sufrieron seguramente de este azar terrible que nos da la vida cuando salimos embarazadas.

miércoles, 5 de junio de 2013

TRABAJAR O SER MAMÁ AL 100%?, THIS IS THE QUESTION

Amigas lectoras: como bien saben, este blog fue creado y es nutrido por dos hermanas. Si bien su fin básico fue crear una ventana de consuelo, identificación y humor para uds, muy en el fondo es una especie de catarsis para nosotras, dos madres con la misma crianza pero de 2 décadas diferentes y con influencias igual de diversas.
Ayer, conversando con mi hermana, saludé muy de cerca a ese fantasma de la inconformidad que llevamos dentro. Muy extrañamente me tocó a mí ser la Ecuánime, rol que por lo general cumple ella. El tema? un poco complicado y por eso agradecí haber heredado de mi padre la facilidad de hacerse el loco, jajajajaja.
La conversación fue sobre la frustración que enfrentas tan a menudo siendo madre, sobre todo cuando decides no trabajar y dedicarte a tu familia.. Cuando salimos embarazadas, además de la retahíla de cosas que nos pasan y que sentimos debemos tomar una decisión sobre nuestro futuro laboral. Me atrevo a decir que hay tres opciones o clasificaciones. Madres que se dedican únicamente a eso, a ser madres, amas de casa, esposas (esas que como mi hermana, o como yo en algunos momentos nos sentimos..... poco útiles para la sociedad). La segunda es aquella madre que por necesidad y enfrentando la crítica situación económica actual debe salir a trabajar y dejar a sus hijos bajo el cuidado de abuelos, nanas o guarderías (éstas en algún momento se sienten culpables por pasar muy poco tiempo con sus hijos, se preocupan por su cuidado y a pesar de que a veces son el sostén del hogar no consiguen paz). Por último tenemos aquellas que realmente aman su profesión tanto como ser madres y deciden trabajar aunque no dependan de ello para subsistir, e intentan encontrar un equilibrio, casi utópico entre las dos cosas (estas suelen ser madres de una posición económica holgada que les permite poder incluso prescindir de su trabajo si algún imprevisto con sus hijos se los exige, y son bastante escasas).
Todas, sin importar  la clasificación a la que pertenezcan, sufren en algún momento una frustración, preocupación, duda e inconformidad, todas se hacen en algún instante esa pregunta Y si......?. 
En mi caso, siempre tuve la opción de escoger, pude quedarme en casa con mis hijas, trabajé para una buena empresa, tuve un negocio propio, dejé a mis hijas bajo el cuidado de su abuela, en colegio, conmigo, etc. agradezco a Dios por esa bondad. En ese ir y venir siempre había una inconformidad, una frustración, si estaba en casa quería salir a trabajar, si trabajaba me sentía mala madre, en fin un círculo vicioso. Gracias a Dios hoy tengo un trabajo con un excelente horario en donde puedo llevarme a mis hijas, pero claro, nunca dejo de inventar, algo se me ocurre siempre para producir más y/o para complicarme la vida.
Ayer, por tanto me enfrenté a una gran frustración, cuando mi hermana y yo en una conversación de escasos minutos arreglamos el mundo, desmontamos gobiernos, administramos la ONU, creamos y aprobamos leyes y todo por telf. ¿Que por qué me frustré ante tal hazaña? pues porque todo eso no sirve para mantener a mis hijas y porque si mi hermana, una excelente madre, profesional, inteligente, buena esposa y la mejor hermana está insatisfecha ejerciendo su profesión y se plantea conflictos existenciales qué quedará para mí?, que si bien soy menor que ella no gozo de esa facilidad innata de sacar cuentas, coser, cocinar, crear, enseñar y hasta limpiar.
Entonces me puse el chalequito de Mujer Satisfecha, la enfrenté (por whatsapp, claro está) con una carita como esta :( diciéndole que en la vida es imposible tener todo y que tenía dos opciones: aceptar la decisión que tomamos de ser madres abnegadas y haber estado en stand by laboral durante muchos años, por lo que actualmente cualquier empleo sería muy mal pagado y sentirnos orgullosas de eso, o sentirnos mal, culparnos, cuestionarnos y envejecer amargadas e insatisfechas.
Pero lo mejor de todo, es que llegué a la conclusión que me sacó la espinita y me hizo sentirme mejor: TODO ES CULPA DE MI MAMÁ. Claro, como no sentirse mal ante la sombra de una Súper-mujer? Profesional como pocas, con un trabajo estable al que entregó 30 y pico de años de su vida, madre soltera de dos hijas a las que no les faltó nada nunca, sin lujos pero con una excelente educación, que era bella, jamás salía desarreglada ni a comprar el pan, nunca la vi despeinada o descuidada, cocinaba, revisaba tareas, iba a los actos del cole, escribía nuestros discursos para eventos especiales, fue presidenta vitalicia de la Junta Directiva de nuestra primaria, excelente hija, hermana, tía y madrina, y hasta el sol de hoy, aun jubilada trabaja. Ahhhh, pero por supuesto, se preguntarán cómo hizo? poderes mágico no tiene, y eso lo entendí después de que me convertí en adulta, lo primero es que vivía en otra época, con una crisis económica muchísimo menos acentuada que la actual, y lo más importante, contó con la ayuda de un Hada Madrina: mi nana, mi segunda madre, antagonista total de mi mamá biológica pero con el corazón más grande que existió. Entonces ante tal arroz con mango, cómo sentirse bien con una misma?. Pues sencillo, somos el fruto de esa súper mamá, pero no contamos con nana, ni sra de servicio, nos manejamos en una sociedad hostil, respondemos a nuestros hijos preguntas acerca del Calentamiento Global, sorteamos la inseguridad a diario, multiplicamos el sueldo así como Cristo los panes, hemos desarrollado cualidades de detectives para saber dónde están los productos que escasean, corremos con este ritmo de vida 300% más rápido que el de esa época y aun así seguimos en pie.
Hermana, lectoras todas, les digo que sólo hay que ser felices, con lo que tengamos. Ser madres, esposas, amigas, ciudadanas, etc, es posible sin morir en el intento, sólo hay que disfrutarlo y aceptarlo  y si es posible comprar una botella de vino (que por cierto están carísimas) para los momentos de crisis y un buen psicólogo a la mano.
Sean lo que sean háganlo con amor y siéntanse orgullosas de la opción que tomaron sin dejar a un lado sus sueños.


Marcela Soto