sábado, 24 de marzo de 2012

REMEDIOS CASEROS: Mito o Realidad

Continuando en la onda medicinal, hoy quiero hablarles acerca de los tan conocidos Remedios Caseros, y su incidencia directa en esto de ser madres. Desde una uña encajada hasta un cálculo en los riñones encuentra una solución en las recomendaciones de la abuela. Sean tus padres "muy leídos y muy escribidos", o vengas de una familia más humilde, hayas sido de los afortunados cuyas vacaciones escolares transcurrían entre Disney y Europa, o de los que disfrutaban de las bondades de otrora de los balnearios Varguenses y perseguían cangrejos en la Laguna de Tacarigua, sin importar tu clase social, podría asegurar sin temor a equivocarme que aunque sea una vez, todos hemos sido víctimas de un Remedio Casero!

Y cuando digo víctimas, me refiero exactamente a eso, pues no hay uno que no sea, amargo, ácido, repugnante, desagradable o hasta peligroso. Así que hagamos pues, el recorrido por nuestra niñez, y de seguro encontraremos alguna receta de esas que le pone la piel de gallina a cualquiera.

En mi caso, siempre fui una niña muy sana, pero había un mal que me aquejaba más o menos cada 15 días, la abominable amigdalitis, entre dolores de garganta y fiebres altísimas, transcurrieron mis primeros años, y uds. se preguntarán: porque no me las sacaron?, pues porque mi madre repetía como una oración al altísimo lo que mi bisabuela decía: las amigdalas no se deben sacar porque si están ahí es por algo!, y ella como buena nieta de un matriarcado hacía caso absoluto a las palabras de su abuela. Así pues terminaba yo con fiebre de 40 metida en una bañera llena de agua y alcohol, a lo que posteriormente seguían 4 o 5 días de tratamiento con los aterradores "tocamientos", que consistían en introducir en la garganta del niño (a) enfermo (a) dos dedos de un adulto envueltos en gasa y empapados en una solución de miel con bicarbonato y limón. Ahora de adulta entiendo mi tolerancia absoluta a las náuseas....

Afortunadamente crecí y mejoré, pero en mi camino vi como mi hermana pasaba por una infinidad de preparados misteriosos para curar el asma, desde berro con leche, cebolla morada, la penca de sábila, hasta unas mezclas con aceite de pescado, y por todo eso juré apegarme estrictamente a la medicina occidental, pero no contaba con que cuando me convirtiese en madre, cualquier juramento quedaba inavalidado en el primer llanto de mi hija. Cuando vi por primera vez la cara de mi bebé, me di cuenta de que de ahí en adelante mi vida estaría dominada por esos ojos café.

Como buena madre de este siglo ya había leído yo cuanta publicación seria existiese acerca del arte de ser mamá, (jajajajaja que ilusa) los primeros días mi hija y yo nos acostumbrabamos la una a la otra y cuando por fin tenía casi dominado el trabajo casi mítico de la lactancia, la Pedriatra diagnostica Cólico del Lactante cuya definición es la siguiente: episodios de llanto intenso y vigoroso al menos 3 horas al día, 3 días a la semana durante al menos tres semanas en un bebé sano y bien alimentado. Si, efectivamente mi hija lloraba por horas, por días, y por meses, desesperada acudí a cuanta amiga tenía, consulté con mi madre, tías, primas, me hablaron de todo, que si unas goticas mágicas, que si una medicina maravillosa, pero la respuesta de la Pediatra siempre era la misma: está muy chiquita para darle medicamentos, sigue con tu dieta y ten paciencia que ya pasará. Claro cuando yo salía del consultorio acababa su problema y comenzaba el mío, yo, que ya prácticamente no podía comer nada porque todo le daba cólicos a mi bebé a través de mi leche, recurrí derrotada a los remedios caseros, desde agua de anís estrallado hasta un té de hojas de laurel que me recomendó una comadre, lo intenté todo y al final, tal como lo había predicho la doctora, 3 meses y medio después mi hija dejó de llorar.

No puedo asegurar si los remedios caseros funcionaron o no, pero una cosa si es segura, como bien dice el dicho: "lo que no mata, fortalece", es por eso que hoy en día aún cuando confío plenamente en los profesionales de la salud, no descarto nunca una buena recomendación de mi madre o alguna sexagenaria que tenga a bien darme algo de su infinita sabiduría.

Así que cuando la lechina atacó despiadamente a mi familia, no reparé en comprar la "chinchamochina", una hierba que hervida en agua alivia los síntomas, como tampoco dejé de probar el aguardiente blanco con alcanfor y almidón para refrescar, y cuando mis hijas tienen de esas fiebres que ningún antipirético quita, no puedo descartar las plantillas de periódico o la borra de café en los pies para bajar la temperatura.

Ahora bien, mi intención no es dar consejos ni recomendaciones, es sólo el compartir con uds. vivencias personales que de una u otra forma les hagan saber que no están solas en esto de ser madres. Por lo tanto no puedo decir qué camino es mejor, sólo sé que soy una mujer sana, y que como heridas de guerra puedo lucir, mis dos grandes amígdalas!

Claudia Soto

viernes, 23 de marzo de 2012

ABUELA VS PEDIATRA


Tu madre (y en ocasiones tu suegra) te acompañan durante tu embarazo, dándote consejos sobre qué debes y qué no debes hacer cuando nazca tu bebé. Historias van, historias vienen, que si cuando tú eras chiquita diste muchos dolores de cabeza porque te la pasabas enferma, que si antes los niños no se enfermaban tanto, que si los médicos de ahora no sirven etc.  En fin, la experiencia se desborda, a veces tanto que sientes que te ahogas.
Ya nacido tu bebé, uno de tus primeros deberes es llevarlo a pediatra. Dependiendo de la cantidad de hijos que tengas  ese será un momento súper excitante o sencillamente tu bolsillo temblará cada vez que se acerca la famosa visita.
Tu mayor disyuntiva es esta: quién sabe más? Tu madre que te crió, te hizo una mujer de bien, que pasó noches en vela por ti, que te dio menjurge tras menjurge durante toda tu infancia, o un PEDIATRA que es un ser humano que dedicó como mínimo 10 años de su vida estudiando para ser lo que es hoy en día. Es una decisión difícil porque debes pensar: ¿Qué hago?, ¿Pongo la vida y la salud de mi hija (o) en las sabias y experimentadas manos de mi madre que tantas veces cuidó de mí entre tos, fiebre, vómitos y delirios, o en manos de un Profesional cuya vocación y modus vivendi es velar por la salud de los niños?
Este es un tema definitivamente extenso y se merecería un apartado por cada síntoma del niñito pero el más emblemático para mí es este:
Cuando tu hijo tiene fiebre por primera vez escuchas en tu cabeza casi al unísono estas dos voces:
Abuela: hija cuidado con el sereno, mejor no lo bañes, ponle aguardiente en la frente y arrópalo pa´que sude la fiebre. Ahhh y dale antibiótico porque donde hay fiebre hay infección……..
Pediatra: quítale toooda la ropa, déjalo lo más descubierto que puedas, báñalo durante 20 min. con agua tibia, dale sólo atamel y vamos a esperar tres días, si la fiebre persiste le hacemos unos examencitos.
Ahhhhhh?????????  Ajá y aquí es donde te das cuenta de que estás más perdida que Yanomami en casino.
El pediatra te cuenta que los mocos deben ser transparentes, si son verdes están infectados, debes lavarle la nariz con suero fisiológico tantas veces como puedas y que el muchacho sienta que ya tiene mojado hasta el cerebro, que la tos perruna es síntoma de una cosa y la tos con flema de otra, que el goteo nasal nocturno también produce tos, que si hay diarrea hay que reponer la flora intestinal, y una cantidad de conceptos más que no sabes si lo hace para impresionar y para que tú digas: perroooo, este tipo sí que sabe. Lo más probable es que lo haga para confundirte totalmente hasta el punto de que estés tan loca que no preguntes más.
Llegas a la casa e inmediatamente llamas a tu mamá para contarle todas las cosas inentendibles que te dijo el médico y para aclararle que tu único consuelo es que el niño sólo tiene un virus, que se quita sólo, que únicamente le mandaron suero fisiológico y mucho líquido y esperar,    que más o menos en tres días cede la fiebre. Después de escucharte atentamente, horrorizada tu mamá te responde: ay hija, ese médico no sabe nada, ahora todo es un virus, más médico soy yo que bastante que se enfermaron uds. y ahí están, no se murieron…..
No, no nos morimos, es cierto, pero nos hicimos inmunes a todos los antibióticos, después de 30 años descubrimos que esos retorcijones que nos daban en el cole era intolerancia a la lactosa, que cuando tenemos tos y es alérgica, un helado no va a causarnos una pulmonía, y que muchos de los problemas de colon irritable, gastritis y úlceras se podían haber prevenido si nuestras madres abnegadas hubiesen tenido de aliados unos excelentes pediatras como los que existen hoy en día.
Dejamos a su sano juicio la decisión a tomar, y desde lo más profundo de mi corazón les confieso, que sólo uds. saben lo que deben hacer, porque las madres tenemos un sexto sentido…….

martes, 20 de marzo de 2012

¿QUIERO SER MAMÁ?

¿Qué mujer, llegado el momento no se hace la pregunta de rigor? ¿Quiero ser mamá?

Algunas toman la decisión luego de tener muchos factores a favor, el esposo, la casa, el carro, la carrera, y en otras ocasiones la naturaleza toma la decisión por ellas; sin importar cuál sea el caso, el resultado siempre es el mismo, ¡vas a tener un bebé!.
Al confirmar el hecho, enfrentas el conflicto interno, te debates entre la alegría y el terror, no sabes si vivir el cuento de hadas que te contaban de niña, o dejarte llevar por la cruda realidad de la crisis económica. Una vez enfrentado esto, tus hormonas te sumergen en un paraíso de colores pasteles en el que sólo hay espacio para ropita talla 0 y cursos de parto natural, en el que tendrás la oportunidad de compartir con otros lo que consideras, tu milagro personal.
A partir de allí comienza el largo y agridulce camino del embarazo, entre vómitos, calambres y el inexorable aumento de peso, llega el primer Eco, que te muestra al más puro estilo de la televisión real una foto que nadie entiende pero que te aseguran que es tu bebé, así continúas el recorrido entre largos monólogos con tu vientre y las incontables idas al baño.
Transcurren los días y te acercas a la tan esperada fecha, que dicho sea de paso, nunca es la que te dicen a menos claro que decidas de antemano que así sea, lo que personalmente considero aterrador, el sólo hecho de saber la hora, el momento y el lugar, en el que tendrás que hacerle frente a una situación en donde tú llevas todas la de perder, me parece espeluznante además de masoquista, por decir poco!
Pero al final, nada de esto se compara con lo que vendrá con la primera contracción. Seas pro parto natural o adicta a la anestesia ese momento es único e irrepetible, cuando después de sudar, gritar y mucho pujar, escuchas a tu médico que dice: ¡Felicitaciones, ya eres mamá!
A partir de ese momento NUNCA volverás a ser la misma, pero te juro que SIEMPRE aunque sea por un minuto al día, serás la mujer más feliz del mundo.
Bienvenida a mi mundo!
Claudia Soto

Para todas las madres, y para las que creen que quieren serlo

Después de muchas conversaciones, mi hermana, (madre de dos hermosas niñas) y yo (que como buena hermana menor no podía dejar de imitarla teniendo también dos lindas niñitas) caímos en cuenta de que esto de ser madres, es maravilloso, sí, deja satisfacciones, hace que descubras el amor más grande de tu vida, multiplica tu corazón tantas veces como hijos tengas, pero, de manera radical produce un movimiento telúrico en tí, en tu alrededor, en tu cotidianidad y en todo lo que hacías o pensabas hacer. Lo mejor del caso, es que NADIE, ni tus amigas, vecinas, primas,  ni siquiera tu propia madre que se supone debe amarte con toda la intensidad que existe en el espectro de los sentimientos, te cuenta las verdades de convertirse en mamá.
Decidimos crear este blog para drenar frustraciones, alegrías, logros y fracasos, todos conseguidos desempeñando, como podemos, el papel de madres, además para que cualquier mujer u hombre que lea nuestras desinteresadas líneas puedan sentir que no están solos, que aquel día en que pensaron deshacerse de esa criatura horrible que no paraba de llorar, de reclamar atención y que hace una semana no los dejaba dormir, no estaban enloqueciendo ni se habían convertido en alienígenas desnaturalizados, ni tampoco les iba a caer el peso de la ley, ese día simplemente fueron seres humanos agotados y seguramente estrenándose en el complicadísimo rol de padres, y puedan estar seguros de que no son los únicos, que en cualquier rincón del mundo en este momento habrá alguna mujer con una gran depresión post-parto preguntándose cuándo fue que se le ocurrió salir embarazada.
Madres in-expertas......... sí, somos MADRES, intentamos ser IN por aquello de que los hijos crecen y debes estar al día con todo, verte bien, saber de tecnología, ser malabrista, matemática, médico, psicológo, etc., estar en todo pues. Expertas????? bueno, eso lojuzgaremos con los años, la experiencia que nos ha dado ser madres nos sirvió para determinar que muchas mujeres como nosotras se preguntan por qué no hay nadie con las agallas de decirles que el día que te conviertes en madre eres un ser PERFECTO, COMPLETO y totalmente VULNERABLE e INEXPERTA........
Que se rían es uno de nuestros fines, que se identifiquen, que lloren, que pregunten, que nos cuenten. Sólo queremos saber que tampoco estamos solas, y que todas, por muchos hijos que tengamos en algún momento somos MADRES IN-EXPERTAS.
Bienvenidos



Marcela Soto