EL EXTRAÑO MUNDO DE LA GENTE QUE NO ESTÁ EMBARAZADA
Como hemos dicho en cada uno
de nuestros escritos, estamos aquí para acompañarlas en sus vivencias o para
mostrarles un poco de las nuestras, pero
en estas líneas que siguen quiero que sean ustedes las que me acompañen a mí,
pues tan sólo escribirlas me recuerdan cada uno de los sentimientos que me
embargaron y aunque hoy puedo simplemente reírme, en esos momentos me sentí
sumergida en un mar de emociones propias de una mujer embarazadísima, es decir,
llanto incontrolable, un poco de incomprensión aderezada con una pizca de
instinto asesino, terror absoluto y miedo intenso!
Cuando estamos embarazadas
pasamos por miles de situaciones que parecen sacadas de un libreto de una
película de Ciencia Ficción, podría citar miles, pero hay algunas que marcaron
un hito durante mis nueve meses de gestación, quisiera comenzar con la que
quizás me enseñó a ser mejor persona y a entender que las mujeres embarazadas
merecen toda la ternura y caballerosidad del mundo, sigamos pues con la Señora
(y digo señora porque yo soy mejor que ella, pero conste que no se lo merece)
de la cola del supermercado que me hizo llorar un 31 de Diciembre, cuando yo
con casi 8 meses de embarazo responsablemente me encontraba haciendo mi cola
respectiva y característica de las fechas Decembrinas, y todos los integrantes
de la misma me indicaron que era absurdo que con aquella barriga tan prominente
como el carrito de supermercado hiciese semejante cola, pero yo en avanzado
estado de sensibilidad y propensa a un ataque de llanto por una mirada esquiva,
me negué a moverme de mi lugar, pero todos los “seres humanos” de la cola
insistieron, todos, excepto aquel ser que venía próximo a pagar, osea, la bruja del Oeste, quien con su cara llena de
malevolencia y mezquindad, me ha dicho a viva voz y sin ningún miramiento, que
dónde estaba mi marido para que hiciera la cola por mi? Y que yo no estaba
enferma si no embarazada, así que tenía que hacer mi cola!, todos quedaron
impávidos ante aquella escena, todos incluyendo los empleados del supermercado,
que dicho sea de paso, creo que a partir de allí se hicieron obligatorias las
cajas de atención preferencial, así pues que ella inmune a todos los
improperios de los presentes, pagó y salió del establecimiento como si nada, y
allí quedé yo, con un nudo en la garganta que poco a poco se fue convirtiendo
en un llanto profuso, y sólo recuerdo haber podido decirle, que ciertamente yo
no estaba enferma que quien lo estaba era ella, así que yo espero que esa noche
al alzar su copa para brindar por el Año Nuevo haya sentido al menos un poco de
remordimiento.
Si llegados aquí, aún creen
que esto puede pasar cotidianamente, este relato seguro que va a sorprenderlas,
o por lo menos a prevenirlas de una metida de pata profunda e irremediable, y
aunque éste fue el primero de mis encuentros cercanos con la falta de tacto
durante mi embarazo, no causó tanto efecto como el anterior, porque estaba
rodeada de gente que me quería y de mi gran amiga Jimena, quien con su varita
mágica convirtió a la imprudente en sapo! No, mentira, pero si salió en mi
rescate y disipó toda nube gris de mi cielo rosado, empecemos pues con Luisana
la loca del aborto (su nombre real fue cambiado para evitarle la vergüenza), a
unos días de saber que iba a ser mamá por primera vez, y aún cuando había
jurado no decirle a nadie por aquello de que hasta los 3 meses no se dice, que
si por cábala o por superstición, fue inevitable anunciar la noticia en una
reunión con algunos amigos y compañeros de un antiguo trabajo, todos brindaron
ante la noticia y nos felicitaron, besos para mi, abrazos para mi esposo, y
todo iba perfecto, hasta que entre risas y una que otra lagrimita, Luisana ha
dicho: -ay qué lindo, no puedo dejar de recordar cuando me enteré que estaba
embarazada, pero claro yo a los dos meses tuve un aborto-!!!!!!!!!!! Aunque no
lo crean, ella le ha dicho eso a una mujer que acaba de saber que está
embarazada por primera vez, que está llena de temores e incertidumbres, y al
mismo tiempo quiere gritarle al mundo su felicidad absoluta. ¿Es increíble
verdad? Bueno pues como les comenté mi gran amiga, la fulminó con la mirada y con
palabras bien firmes y cargadas de una fuerza que solo otorga el amor
fraternal, la desarmó y le indicó que ese era su caso y que a mí no iba a
pasarme eso!, fue demasiado decente ahora que lo pienso, obviamente después de
eso no hablé nunca más con ella y aún hoy casi 10 años después sigo poniéndola
de ejemplo de imprudencia y locura terminal.
Por último, para no aburrirlas
pero no porque no existan más situaciones como estas, voy a narrarles la
historia de la mujer del ecosonograma de mellizos que no se veían, suena
increíble pero es así, en una de mis consultas de control de mi segundo
embarazo, estaba sentada en la salita de espera del consultorio de mi
ginecólogo, rodeada de otras mujeres que también esperaban y que como buenas
latinoamericanas, comienzan una conversación con un extraño en menos de 5
segundos, cosa además completamente natural en una sala repleta de mujeres, murmullos,
risas, grititos de felicidad ahogados, etc., cuentos iban y venían pero por lo
general en esas tertulias una aprende cosas, disipa dudas, y siente empatía entre
otras cosas, pero por lo menos yo nunca había sentido esa urgencia por entrar a
mi consulta en los próximos instantes para aclarar que a mí no me estaba
pasando nada parecido a lo que le había pasado a mi compañera de sala, entre
frase y frase, ella me pregunta si esta es mi primera vez a lo que yo le respondo
que no, que es mi segundo embarazo, y luego de algunos minutos ella me dice que
también está embarazada por segunda vez, pero que su anterior embarazo fue de
mellizos, yo la felicito, pues los embarazos múltiples me parecen un milagro de
la naturaleza, y de repente ella me suelta que si yo estoy segura de que es un
solo bebé, a lo que yo muy segura le digo que sí, incluso le afirmo que es una
niña, y ella sin más me dice que mejor espere antes de comprar las cosas porque
en sus ecos no se veían los dos bebés! Yo casi me desmayo, quizás había pensado
en tener más hijos, pero no estaba preparada para asumir que en ese momento
eran más de uno, y haciendo uso de mi educación y mis escasos conocimientos, le
refuto con mucha delicadeza aquel escenario era bastante improbable, a lo que
ella haciendo caso omiso me dijo muy convincente, que eso podía estarme pasando
y yo no lo sabía!!!!!! Bueno ya hoy sabemos que no fue así, por ahora (y creo
que así nos quedaremos) tengo sólo dos hijas, una de 9 y una de 6, nada de
embarazos múltiples.
Cada uno de mis relatos, fue
completamente distinto el uno del otro, pero ciertamente todos rayan en lo
absurdo e inoportunos que fueron en su momento, así que quise compartirlos con
ustedes para que sepan que ustedes no son las únicas que enfrentan situaciones
absurdas y a veces hasta incómodas en sus embarazos, y aprovecho para decirle a
todos los que lean esto y que nunca hayan estado embarazados, que a menos que
sean el esposo, la mamá, hermanos o amigos muy cercanos, a las mujeres NO NOS
GUSTA QUE NOS SOBEN LA BARRIGA cual Buda, y que esa es una de las situaciones
incómodas más comunes durante el embarazo.
Espero una vez más que se
hayan divertido un rato y porque no, quizás se hayan identificado con alguno de
mis relatos. Si quieren compartirlos con nosotros y con quienes nos siguen, las
invito a que lo hagan a través de este espacio, y recuerden que no importa lo
que pase, simplemente disfruten de ser mamás!
CLAUDIA
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